Las cosas pasan.

by - junio 18, 2021

 


 

Las cosas pasan, nos demos cuenta o no.

El tiempo vuela, y más cuando el que nos queda libre es poco, a veces insuficiente para seguir conectados con nosotros mismos, para no olvidarnos de quiénes somos y de cómo nos sentimos; y de cómo nos queremos sentir.

Los días pasan, pensemos en eso o no. El tiempo es implacable y carece de empatía. El tiempo no se pone en mi lugar, ni me da una tregua si yo estoy tan ocupada que he dejado de verme. El tiempo pasa, y no pasa a mi favor, sino en mi contra, porque la acelerada rutina me absorbe entre sus garras y me aliena, se apodera de mí, y me merma; y yo no hago nada por evitarlo.

Y llega un día en que parece que no puedo más; y me paro a pensar y no me reconozco; veo que no soy quien fui, y no me gusta lo que veo. Me reconozco en quien fui, y la de ahora me parece una extraña.

La preocupación, la angustia, la tensión, el estrés, dominan mi vida. Atrás quedan los buenos momentos, que parece que no existen. Y si me paro a pensar (de nuevo) no es cierto. Siguen existiendo amaneceres dignos de un madrugón en fin de semana. Películas que me hacen llorar, de pena o de alegría. Música que eriza mi piel, o que consigue que vaya en el coche cantando como una loca, como si estuviera dando un concierto en el mejor escenario del mundo. Conversaciones que me llenan. Momentos al lado de las personas que quiero, aunque ni siquiera haya que cruzar una palabra. Besos y abrazos. Risas en casa. Risas en el trabajo. Risas en los bares. Paseos sin mirar la hora. Libros que leer. Mil textos que escribir.

Todo eso seguía ahí, pero yo no estaba para verlo.

He dado… No sé si mucho, pero era todo lo que pude dar. Y al final fue demasiado.

Me he puesto tantas veces en el lugar del otro, que había olvidado el mío. Ahora me pregunto cuántas veces se pusieron los demás en el mío. Y no es que quiera que se pongan en el mío, pero si yo voy al tuyo, y tú también te quedas allí, el mío no lo cuida nadie, así que tendré volver para pasar allí más tiempo del que he pasado últimamente.

El tiempo vuela, pero solo se escapa si lo dejamos escapar. Y ya no quiero dejar escapar el tiempo. Ni me lo van a robar, ni lo voy a regalar. Mi tiempo es mío, y de quien yo quiero que sea.

Y puede que cueste un poco, pero cada día, seré más dueña de cada uno de mis segundos. Esos que antes regalaba, menospreciando sin darme cuenta lo más valioso que tenemos en la vida.

Las cosas pasan, y no voy a dejar que pasen sin darme cuenta.

 

 

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