HOMBRES Y MUJERES (SIN VICEVERSA)
No quiero caer en tópicos ni en generalizaciones. No quiero
ofender a nadie. Soy feminista, porque creo que las mujeres deben tener los mismos
derechos que los hombres (no entiendo como alguien puede defender lo contrario)
pero no me dedico a criticar de forma compulsiva todo lo que considero injusto
ni me siento gravemente ofendida con cada cosa que pasa a mi alrededor que
supone alguna desigualdad.
Es difícil moverse en la sociedad, es difícil sacar
conclusiones en general porque siempre va a haber algo que rompa la regla que
quieres sacar. El entorno en que se mueve cada uno es determinante a la hora de
ver el mundo, por lo que seguro que habrá gente que esté de acuerdo con lo que
quiero expresar y gente que se moverá en otros ámbitos y que no se reconocerá
en absoluto. Por suerte para mí, a pesar de que aún queda mucho por conseguir
para que los derechos y las obligaciones sean los mismos para ambos sexos, vivo
en una época y un mundo (el mío) en que la mujer no tiene que soportar una
serie de desventajas, vejaciones y humillaciones que por desgracia tuvieron que
soportar otras mujeres en otros tiempos, y tienen que soportar otras
actualmente, por lo que la lucha por la búsqueda de lo justo no se convierte en
una prioridad tan grande en mi vida cotidiana.
También tengo que decir que no tengo más conocimientos
teóricos sobre el tema del que hablo que los que me ha dado mi día a día, lo
que he visto y lo que veo a mi alrededor, las noticias que he leído… y mi
propia experiencia.
Hasta hace poco tiempo pensaba que los hombres y mujeres
éramos muy distintos en cuanto a nuestra naturaleza, y sigo pensando que somos
distintos, pero mucho menos de lo que creía.
Cuando yo iba al
instituto, eran casi siempre los chicos los que “te pedían salir”. Mi educación
se ha basado en que el hombre tiene unas necesidades sexuales mucho mayores que
las de la mujer. El hombre es promiscuo por naturaleza y la mujer no. Por eso,
hace veinte años, que un hombre se acostara con muchas mujeres era normal
(incluso digno de alabar) y que una mujer lo hiciera con muchos hombres, era
una vergüenza (me ahorro los calificativos que se le adjudicaban). Y muchos
diréis: “Eso sigue siendo así”. No, no sigue siendo así. Al menos no de la
misma manera. Hay gente que lo sigue pensando, pero es mucha menos gente.
Las tareas de la casa eran para la mujer. Mi abuelo
colaboraba mucho en casa, no le dejaba todo el peso de la casa a mi abuela, que
era lo más habitual en aquellos tiempos. Pues bien, mi abuela, no le dejaba
tender la ropa, porque decía que qué iban a pensar las vecinas de ella, que en
vez de tender la ropa lo tenía que hacer su marido. Ahora los hombres tienden
la ropa. Algunos. Otros no. Algunos no lo hacen porque piensan que lo tiene que
hacer la mujer. Otros simplemente, se aprovechan de una situación que se viene
arrastrando, por la cual la mujer siente una mayor obligación por tener la casa
en buenas condiciones, y el hombre, simplemente, se aprovecha. Todavía hay
gente que va a una casa de visita, y si está sucia, culpa a la mujer
inconscientemente mientras el hombre sale airoso. Y no hablo de ancianos, hablo
de gente joven.
Y llegamos a los hijos: los hijos son para su madre. Y
fijaos, aquí cometí yo mi mayor equivocación, porque pensaba que en la
naturaleza de las mujeres había un instinto que no existía en los hombres, y
que hasta cierto punto era normal que nosotras “tirásemos” más de nuestros
hijos. Ahora, veo como cada vez más padres se responsabilizan del cuidado de
sus hijos mientras las madres están fuera de casa. Que los bañan, que los
cuidan cuando están enfermos, que van a las tutorías del colegio, que juegan
con ellos, que los llevan al parque, que les dan de comer, que les cambian el
pañal… Y porque quieren, no porque tengan que hacerlo. Y he descubierto que
estaba equivocada, y que seguramente habrá muchos más aspectos culturales que
por error, he atribuido a la naturaleza, cuando en realidad existen porque se
arrastran históricamente.
He tenido muchas conversaciones con mujeres acerca de la
convivencia con los hombres en pareja. Y lo que voy a decir es triste, pero es
tan común, TAN COMÚN oír de la boca de tantas: “Es que ellos no son como
nosotras, ellos son mucho más egoístas”. Muchas, han terminado con relaciones
por ese motivo. Otras, viven resignadas junto a ellos. Hay muchos hombres (por
supuesto, también hay muchos que no) que voluntaria o involuntariamente se
aprovechan de lo que aún arrastra del pasado nuestro presente para vivir mejor a
costa de la persona que tienen al lado, aprovechándose de su trabajo y de su
esfuerzo. Y al final, esta desigualdad nos perjudica a todos, porque muchas de
nosotras nos planteamos qué clase de amor puede ser ese.
Por suerte, las cosas están cambiando. Para algunos y
algunas por desgracia, lo harán demasiado tarde.
3 comentarios
Bueno, la sociedad avanza, Istar.
ResponderEliminarPoco a poco, y gracias a cosas como "el divorcio", todos nos estamos dando cuenta de la diversidad de necesidades y de que no han de recaer en un "género" dado, y se va igualando la cosa.
Incluso, en el tema sexual; no sólo en el ámbito doméstico o "social". Pero aún queda camino por recorrer.
Como le decía a @_Peich, vamos con como unos 40 años de retraso respecto de Francia. Y se nota.
Un saludo
@PipoBB8
Precioso. Y gracias por decir la verdad. Todxs somos culpables.
ResponderEliminarPrecioso. Y gracias por decir la verdad. Todxs somos culpables.
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