Tenía que ser precisamente ahora. No cuando te buscaba,
cuando necesitaba una caricia y una palabra de apoyo cada día, y no había nadie
que me la pudiera brindar.
Tenías que venir
ahora, cuando había logrado ser feliz sosteniéndome sola, sin tener que contar
con nadie y sin más ayuda que la que yo me puedo prestar.
Tenías que aparecer justo cuando lo tenía todo organizado,
cuando mi vida tenía un orden, cuando dos más dos eran cuatro y tres más tres
siempre eran seis. Cuando era yo la que introducía todas las variables que
podían afectarme. Cuando ya tenía una prioridad establecida, cuando había
decidido concentrarme en lograr ascender en mi carrera profesional sin tener
que preocuparme de nada más.
Yo no quería esto ahora, es justo lo contrario de lo que
necesitaba. Yo solo quería calma, solo quería control.
Y vienes sin preguntar, sin que nadie te haya invitado, sin
que nadie te haya dicho: "¡Entra!".
Pues no. Ahora me vienes fatal, ahora no tiene sentido.
No quiero cambiar tranquilidad por preocupaciones, aunque
vengan con un regalo de mil besos. No quiero cambiar el sueño por noches de
insomnio, aunque otras estén plagadas de abrazos. No quiero nuevas ilusiones que
luego se cobren lágrimas, eso es lo que no quiero.
No. Me vienes fatal. Pero pasa.