Caras grises. Mentes vacías. Cuerpos encorvados. Miradas
perdidas.
Tic tac, tic tac, tic tac.
Pasa un tren. Suben algunos. Otros bajan. Otros permanecen a
la espera. Cambia la gente, pero no noto la diferencia. Caras grises. Mentes
vacías. Cuerpos encorvados. Miradas perdidas.
Cansancio. Me pesan las piernas. Me pesa la espalda. Solo
quiero llegar a casa y soltar esta mochila.
Por fin llega el mío. La gente se aglutina por inercia a
medida que se acerca, intentando adivinar dónde quedará la puerta. Se para, me
llevo algún que otro empujón, subo, se pone en marcha. Veinticinco minutos
hasta mi parada.