Puedo cambiar mi forma de actuar. Puedo disimular. Puedo
dejar de hacer. Puedo hacer. Pero no puedo cambiar lo que siento.
Puedo decir lo que quieres oír. Puedo callar lo que no te
gusta escuchar. Pero eso no cambia mi forma de pensar.
Puedo reír cuando tengo ganas de llorar. Puedo engañarte,
siempre que quiera. Pero yo nunca me voy a engañar.
Nunca he cerrado los ojos. Nunca los he querido cerrar. De
hecho, quizá a veces necesitarían descansar. Pero no puedo, ni lo quiero
evitar.
Sé lo que puedo y no puedo aceptar. Sé hasta dónde puedo
llegar. Si llego, bien. Si no llego, siempre hay un puerta para escapar.
Pero nunca los voy a cerrar.