Cuando miro atrás ni siquiera lo recuerdo como algo distinto
a un sueño. Sé que fue verdad, pero ¿acaso la realidad y la fantasía no pueden
ser lo mismo en nuestra mente cuando la realidad es pasado? La realidad está
sobrevalorada.
Di contigo por causalidad, como ocurren las mejores
cosas. Aunque no fue exactamente así,
fuiste tú quien dio conmigo, pero eso ya qué más da.
Lo importante es que nos conocimos, aunque solo en la
distancia. Nunca te vi ni te toqué, solo te escribí, y solo me escribiste. Pero
aún así, nos conocimos mucho más de lo que se conoce mucha gente que tiene
contacto diario, que han cruzado miles de palabras, que han compartido paseos,
cenas y cines.
Porque tú y yo cenamos juntos sin haber cenado, paseamos
juntos sin haber paseado y vimos películas juntos sin estarlo. Pero además
hablamos desde nuestro interior, desde nuestro corazón, desde nuestros
sentimientos y las profundidades de nuestro ser. Compartimos. Nos ayudamos. Nos
sostuvimos. Quizá no nos conocimos de la forma , pero lo hicimos a un nivel más
profundo.
Y confié en ti. Supe que jamás me harías daño
intencionadamente, y que podía contar contigo. Te necesitaba. Y pensé: Si algún
día necesito ayuda, él estará ahí por mí. Si algún día estoy triste, él me
animará. Si algún día mi mundo se da la vuelta, tendré su hombro para llorar.